Un estudio realizado en Noruega, y que ha contado con la colaboración de más de cinco mil hombres y mujeres, ha revelado que el consumo moderado de vino está asociado con un mejor rendimiento en los test cognitivos.
Los sujetos investigados tenían un promedio de edad de 58 años y ningún tipo de lesión, durante más de siete años se les realizó con regularidad un seguimiento en el que debían realizar una serie de test de sus funciones cognitivas. Entre las mujeres, había un menor riego de exámenes con pobres resultados entre aquellas que habían consumido vino con moderación (al menos 4 o más veces) en las últimas dos semanas, en comparación con aquellas que habían consumido una o ninguna vez durante el mismo periodo.
Se trata de un efecto positivo más fruto del consumo moderado de vino, aunque tampoco hay que lanzar las campanas al vuelo, ya que los abstemios tampoco obtuvieron malos resultados, lo que da a enter que hay otra serie de factores que afectan a estas capacidades cognitivas. El vino es un producto que hoy en día suele estar asociado a gente que cuida más su dieta, que tiene un mayor poder adquisitivo o que cuida más su estilo de vida.
Lamentablemente el estudio no tuvo en cuenta algunos factores como la dieta, el nivel de ingresos o la profesión que podían afectar a las funciones cognitivas, pero si tuvieron en cuenta el nivel educativo, el peso o la depresión.
Estos efectos podrían estar relacionados con la presencia en el vino de antioxidantes y otros micro elementos que podrían ayudar a reducir el riesgo de un declive cognitivo a medida que vamos cumpliendo años.
En cualquier caso parece claro que este no es el único efecto positivo del vino, ya el año pasado se descubrió que el vino tinto es capaz de incrementar el deseo sexual femenino.