Por si no lo sabes, el Champagne sólo puede ser producido en la región francesa que lleva su nombre, pero la alegría fruto de la sensación de oir un estallido de corcho puede venir de cualquier otra elección de vinos espumosos, y que muy probablemente serán más baratos.
El problema con el Champagne por un lado es que su precio es casi completamente arbitrario, a veces se paga más por la marca que por la sensaciones que obtenemos, muchos inútilmente falsean sus opiniones con tal de justificar el precio que pagaron por la botella, y esto en más de una ocasión se ha demostrado en las catas a ciegas.
Dom Perignon produce Moët & Chandon y vende más de 60 millones de botellas de champán a precio exclusivo para muchos, y sin embargo si hicieramos probar a ciegas más de uno un buen cava no notarían tantas diferencias, y de hecho posiblemente apreciaran más este último, que para colmo es mucho más barato.
Vinos espumosos hay muchos, no sólo existe el cava y el champán, Francia produce otros vinos espumosos que no son de la reputada región de Champagne y por tanto no tienen derecho a ostentar el título, Italia y Alemania también los produces, al otro lado del Atlántico en Estados Unidos e incluso también en Australia se vienen elaborando desde hace tiempo.
En entre los cavas se podría destacar por ejemplo el Freixenet Cordón Rosado, con aromas a frambuesas frescas y fresas. En Alemania el vino espumoso por excelencia es el Sekt, producido en la regiones vitivinicultoras de Austria y Alemania, aunque también se pueden encontrar Riesling espumosos.
Italia tiene sus populares lambruscos, incluso Grecia también tiene sus vinos espumosos, por ejemplo el Amalia elaborado por Tselepos Yiannis a partir de uvas Moschofilero, cuenta con aromas de pera, miel y limón.
Por tanto, es decisión tuya si quieres realmente gastar por gastar, por la apariencia y boato que da un champagne caro, o te atreves con alternativas que no tienen mucho que enviar en cuanto a calidad y que además son notablemente más baratos.